En nuestro
país el sistema previsional solidario, de reparto, financiado por empleadores,
trabajadores/as y Estado se desarrolló durante el siglo XX, suministrando una
amplia cobertura social.
De allí, por
ejemplo, muchísimos trabajadores pudieron acceder a vivienda propia; poblaciones como las EMPART (empleados
particulares) o de la Marina Mercante, se localizan en muchas ciudades,
comprendiendo viviendas dignas y amplias, que los beneficiarios pagaban con un
descuento de sus remuneraciones en plazos de 15 o más años.
La
dictadura terminó con este sistema, generando otro, que regala el aporte de
cada trabajador a la voluntad de empresas privadas, con las características ya
conocidas: pensiones miserables, mientras se han enriquecido las Administradoras
y las empresas privadas que estas favorecen.
Esto no
debe continuar.
Ahora, después
de varios años de lucha y de abrir conciencias, impulsada por dirigentes sindicales
independientes de la CUT (sometida a los partidos que la controlan), reunidos
en la Coordinadora NO MÁS AFP, y con la colaboración de muchos chilenos
anónimos e indignados por la explotación y la corrupción institucionalizada, se
están dando pasos mayores.
Ayudar a
ese proceso es el papel de esta página.
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